
Un dia un aprendiz se acercó al maestro y le dijo: "Porqué insistís tanto en la pobreza?". Por toda respuesta el monje le mostró su biblioteca, sabiendo que el aprendiz era afectado de la lectura, y le dio permiso para coger tantos libros como quisiera. Cuando tuvo los brazos y las manos llenas a rebosar, el monje abrió los brazos diciéndole: "Ahora dame un abrazo". Evidentemente no pudo.
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